Entrevista a Antonio Saura sobre Macbeth en el Festival Olmedo Clásico

Antonio Saura habla sobre la presentación de ‪Macbeth‬ en el Festival Olmedo Clásico.

Antonio Saura es director artístico de ‪AlquiblaTeatro‬, compañía de la que fue fundador en 1984 y a la que le une la mayor parte de su trabajo profesional. Ha dirigido más de cincuenta espectáculos para Alquibla y otras compañías, con un repertorio amplio y diverso, que abarca desde autores clásicos a contemporáneos, con especial dedicación a la dramaturgia nacional.


Andrea González
Universidad de Valladolid.
Julio, 2016.

Andrea: Macbeth es una de las obras más representadas de Shakespeare. ¿Qué puede aportar esta nueva propuesta que la distinga del resto?

Saura: Macbeth continúa siendo fascinante por su tratamiento dramático del mal: el mal que nace del ansia de poder. Por esa fascinación tantos, y tan grandes, directores de escena han bajado a los infiernos con el matrimonio Macbeth. Desde nuestra mirada contemporánea, nos hemos alejado de de reyes y generales, rivales por el poder, situándonos mucho más próximos al entorno Bilderberg. Esta ubicación de la acción no ha sido caprichosa, ni producto de un arrebato de originalidad: ha sido una respuesta honesta a nuestra visión del mundo.

Andrea: ¿Cuál ha sido el mayor reto al que te has enfrentado dirigiendo este espectáculo?

Saura: Dar una respuesta escénica a estos versos: «LADY MACBETH.- No se goza, todo es pérdida / si el deseo se logra, pero no contenta. / Siempre es más seguro ser lo que se mata / que tras esa muerte vivir dicha falsa. La tortura interior y el proceso de degeneración psicológica y física de sus protagonistas, Macbeth y Lady Macbeth, son el motor de acción de la obra. Ambos son paradigma de lo prohibido y lo transgresor y con ellos realizamos un recorrido de degradación y autodestrucción.

Andrea: Este año Shakespeare está más de actualidad que nunca. ¿Crees que Macbeth es una obra actual? ¿Qué puede aportar al espectador del S.XXI?

Saura: Los temas universales son intemporales. MACBETH es el espejo de nuestras propias ambiciones. No somos puros, ni inocentes, ni ingenuos… no seamos hipócritas. MACBETH es la tragedia de la sangre que se revela en nuestras propias pesadillas: una propuesta violenta y dolorosa, en la que no existe la felicidad para sus personajes. Macbeth sufre de saber que hace el mal y de su sufrimiento nace nuestra identificación. Y esa es la perversa propuesta shakesperiana: la empatía con un ser que se transforma en un asesino.

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