TARTUFO. Eficaz adaptación. M.J. Martínez Garcerán

Pinatar Información 01/12/09

M.J. Martínez Garcerán


La compañía de teatro murciana Alquibla ha celebrado su 25 aniversario, toda una proeza en los tiempos que corren, con un personal montaje de Tartufo de Molière, obra en la que la hipocresía se erige como principal protagonista de la historia, cuya producción ha corrido a cargo del Festival de Teatro y Danza de San Javier y que se pudo contemplar el pasado 13 de noviembre en el Teatro Cine Moderno de San Pedro del Pinatar.

Tartufo, un trepa intemporal, en la obra de Molière es un intrigante beaturrón que tiene totalmente manipulado al padre de la familia protagonista, cuyos miembros en ningún momento se creen las milongas del peligroso sujeto. Por el contrario, Orgón, que sí se llama la “víctima” vive totalmente en el “limbo” creyendo que el parásito que hametido en su casa es la persona más devota y sincera que ha conocido en su vida. Ello lo lleva a discutir con el resto de la familia, su segunda esposa, los hijos del primer matrimonio y la fiel criada, Dorina, que intentan sin ningún éxito abrirle los ojos.

Sólo la madre de Orgón apoya a su hijo, lo que da pie a Molière para poner entela de juicio el amor materno, enfrentado a la convicción del resto de la familia que sufre en sus carnes la manipulación de Tartufo, que en esta versión de Alquibla ejercer de broker financiero, aspecto que el público recibe con gran regocijo, no en vano los bancos y todo lo que los rodea se han convertido en los “malos” oficiales de la sociedad actual.

Eficaz adaptación

Adaptar una obra de cinco actos, larga y prolija como Tartufo, escrita en un tiempo en el que asistir al teatro era la principal actividad social no es tarea fácil. El público actual padece alergia a los textos clásicos y la mejor manera de captar su atención es aligerando el texto y adaptándolo a un lenguaje más o menos moderno o al menos comprensible.

Ésa ha sido la tarea de Antonio Saura, director de Alquibla que ha convertido a Dorina en una criada llegada de algún país sudamericano, lo que permite desarrollar la vis cómica de la actriz Esperanza Clares, tan eficaz como siempre. Por lo demás, la indumentaria moderna y la decoración de la casa sólo aportan un toque moderno a la adaptación, sin alterar la historia.

En el capítulo de interpretación, hay que subrayar la composición que del hipócrita Tartufo hace el gran actor Pedro Segura. La imagen que ofrece en la escena en la que está a punto de ser descubierto por Orgón, de rodillas en el suelo, con la cabeza escondida entre los brazos es antológica y pone en evidencia que en el teatro no sólo es la palabra la que cuenta.

Tartufo es mentiroso, hipócrita, manipulador… intenta engañar al que lo ha acogido en su casa con su esposa mientras calcula los beneficios de su futuro matrimonio con su hija y cuando ya tiene todo el asunto atado y bien atado, se quita la máscara y suelta el veneno sobre la cara de la víctima. Un tema tan actual como intemporal, por eso la obra jamás pasará de moda.

Junto a Pedro Segura, componen el reparto de Tartufo Raúl Fernández, en el papel de Orgón; Lola Martínez y Susi Espín, como la mujer y la hija de éste y Esperanza Clares es la criada inmigrante. Jacobo Espinosa, Fran Ibáñez y Laura Navarrete completan el reparto, representando diversos papeles.

Acabada la función, actores y público se reunieron en una cafetería de San Pedro para charlar sobre la obra y la trayectoria del grupo.

 

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