Sobre La Malquerida en el Teatro Circo Murcia

EL DIRECTOR DE CINE MIGUEL ÁNGEL CÁNOVAS ESCRIBE SOBRE ‪LA MALQUERIDA‬ EN EL TEATRO CIRCO MURCIA

Murcia, 1 de febrero de 2015

«Anoche tuve el placer de asistir a la representación de La Malquerida (Jacinto Benavente) en el Teatro Circo de Murcia. Brutal el trabajo de Alquibla Teatro, como siempre. Esperanza Clares sobrecogedora con una Raimunda que no cesa, que no abandona un estado de energía dramático y sin embargo no cansa, al contrario, te sorprende porque todavía puede girar y pellizcarte en el alma cuando llega el momento. Los respiros de Lola Martínez, menos mal que estás allí con tu gracia, tu sabiduría y tu Juliana que interpretas sincera, como su corazón siente; me encanta esta actriz que te conecta con lo sencillo, con la verdad, la espontaneidad (interpretada) que te arranca una sonrisa de complicidad y reconocimiento en equilibrio, sin sobrepasar, porque es una tragedia. Esplendido trabajo con la luz de Benito Rubio Jiménez; elegante, como una nube de irrealidad que te va tragando para romper en picos dramáticos puntuales. Un equipo de personas que con su trabajo y buen hacer te manipulan, te estremecen y te enganchan durante más de hora y media (que ya es difícil con este texto) bajo la dirección de Antonio Saura… Salvaje».

EL MAESTRO JOSÉ MARÍA CÁNOVAS ESCRIBE SOBRE ‪LA MALQUERIDA‬ EN EL TEATRO CIRCO MURCIA

Murcia, 30 de enero de 2015

«Ayer jueves 29 de enero asistí a la representación de la obra La Malquerida de Jacinto Benavente en el Teatro Circo de Murcia por la compañía Alquibla Teatro, dirigida de forma maravillosa y acertada por Antonio Saura, en una bellísima adaptación de Alba Saura.
Me sentí feliz de haberme dejado arrastrar por un torrente, una catarata, un hervidero de pasiones, haber asistido a la lucha entre el bien y el mal, el odio y el amor, de unos personajes sacudidos por pasiones fatales, interpretados por unos actores y actrices de una talla inmensa, traspasados por esos seres trágicos, y superados por sus propios sentimientos.
Los espectadores necesitamos que el teatro sea una experiencia emocional que nos sacuda, que nos arrastre al verdadero dominio del teatro, que no es sino la oposición entre el lenguaje plástico y físico y los sentimientos y pasiones.
Esto lo ha logrado Antonio Saura y su elenco de grandes actores encabezados por esa colosal actriz que es Esperanza Clares con su interpretación honda y compleja del papel de Raimunda, siempre bordeando la fragilidad más absoluta como una rama fina y quebradiza agitada por huracán de una pasión arrebatada y entregada.
Y qué decir de esa Juliana, la naturalidad y sensibilidad del pueblo, con esa noble y bella presencia que le otorga la maravillosa actriz Lola Martínez. Cada vez que su personaje sale de escena nos gustaría acompañarla a donde quiera que vaya y esperar ansiósamente su regreso sobre la escena para que la inunde de calidez y autenticidad.
El resto de actores a un gran nivel: la presencia y la voz de Julio Navarro, el héroe trágico vapuleado por la pasión destructiva de Manuel de Reyes, ese personaje del Rubio, perro fiel, pueblo entregado y humillado de Luis Martínez, el joven descubrimiento de Oscar Albert como Norberto y esa Acacia que interpreta Allende García cuya ambigüedad llega a poner la carne de gallina.
Y por supuesto, la mano de Antonio Saura en todo: en cada susurro, en cada gesto, en cada justa y precisa palabra, haciendo presente sobre el escenario a Antonin Artaud: “No hay crueldad sin conciencia, sin una especie de despiadada conciencia. La conciencia es la que otorga al ejercicio de todo acto de vida su color de sangre, su matiz cruel, pues se sobrentiende que la vida es siempre la muerte de alguien”».